marzo 30, 2020
Aquí estamos: el valor de la agricultura campesina en el contexto de la COVID-19
En medio de la gran crisis que Europa y el mundo entero están viviendo a causa de la COVID-19, la cuestión de repensar nuestro modelo económico y la importancia de la soberanía alimentaria, vuelve a ser un tema imprescindible. ECVC y los miles de agricultores familiares que representa en toda Europa quieren demostrar, ahora más que nunca, que los/as campesinos/as, agricultores pequeños y medianos y los/as trabajadores/as agrícolas estamos aquí y nos comprometemos y asumimos nuestra responsabilidad con la sociedad europea: la producción de alimentos sanos y frescos.
ECVC quiere también expresar su solidaridad tanto con campesinos y agricultores, así como con los demás sectores de la sociedad (todos los trabajadores que hoy ejercen trabajos vitales y todo el personal médico) que continúan trabajando en primera línea.
Ante la gran dependencia y fragilidad que provoca el sistema globalizado, y tras años de medidas de austeridad y recortes, se aprecia ahora más que nunca, la necesidad de unos servicios públicos más fuertes, especialmente de sanidad etc., que puedan atender las graves dificultades que se están dando. Por otro lado, también es evidente lo imprescindible que es contar con la seguridad de disponer de alimentos sanos y locales suficientes para toda la población.
Esa seguridad de abastecimiento de alimentos suficientes es garantizada en la UE y en toda Europa por millones de agricultores pequeños y medianos, cuyas producciones proporcionan alimentos a los ciudadanos de muchos pueblos y ciudades y así de la Unión Europea. En 2016, en la UE el 95,2 % de las explotaciones agrícolas se clasificaron como granjas familiares1. En otros países europeos, el porcentaje es incluso más alto2. O sea, Europa está repleta de pequeños productores de alimentos que ofrecen una solución existente para los problemas que preocupan al mundo entero: tener alimentos saludables locales que no dependen de las largas cadenas de suministro que corren el riesgo de ser golpeadas drásticamente por esta pandemia.
En las políticas agrarias o económicas, la agricultura dirigida a alimentar nuestras poblaciones en Europa se somete a los intereses de la globalización y de los mercados internacionales. Como resultado se pone en cuestión y riesgo la seguridad de abastecimiento de los alimentos y la soberanía alimentaria. Esta política destruye miles y miles de pequeñas explotaciones, por lo que se está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria para toda la población.
La globalización neoliberal de los mercados agrícolas nos conduce a una pérdida de control por parte de la ciudadanía sobre los sistemas alimentarios y a una fuerte dependencia de productos de las importaciones y de un número muy reducido de empresas multinacionales que controla gran parte de la distribución.
La capacidad de la gran distribución alimentaria y de otras multinacionales de garantizar y suministrar cantidades suficientes de alimentos a la población depende de muchos factores frágiles que, como hemos visto con el brote de la COVID-19, están en gran medida fuera de su alcance. Esto se debe al número de eslabones en la cadena entre producción y consunción, donde se ve la importancia de la acción de los poderes públicos.
Nos encontramos ante una situación en la que responsables políticos, empresas multinacionales y grandes superficies alimentarias entran en pánico al no saber cómo seguir transportando los alimentos sin empeorar la propagación del virus. En este contexto, a la hora de tomar decisiones políticas a diferentes niveles, no se pueden olvidar del papel de los pequeños y medianos campesinos. Casi 10 millones de agricultores de pequeña escala3 en la UE, y aún más en otros países europeos4, cultivan, producen y trabajan cada día para poder alimentar a la población local.
No obstante, por supuesto, para que esto funcione, las instituciones y las autoridades nacionales, regionales y locales tienen un papel clave que desempeñar, garantizando que los ciudadanos tengan acceso a estos productos. Las políticas públicas deben ser muy concretas y centrarse en el apoyo y la protección de los pequeños productores y en el fortalecimiento de la economía local.
La crisis actual, con todas sus contradicciones, puede dictar el final para muchos pequeños productores en Europa a quienes se les ha negado el acceso a los mercados a través de los cuales su producción ha fluido hasta ahora.
El cierre de comedores públicos y privados, el cierre de la mayoría de los restaurantes, las limitaciones en las ventas directas, el cierre de la mayoría de los mercados públicos y la concentración del comercio de alimentos en grandes superficies, pueden conducir, si no se toman medidas, a la pérdida de gran parte de nuestra capacidad productiva en nuestros territorios.
Asimismo, los trabajadores/as asalariados en el sector agrario europeo (en su mayoría, migrantes en condiciones de inestabilidad y precariedad laboral, social y documental) están sufriendo en muchos casos la falta de condiciones sanitarias y de seguridad laboral en el puesto de trabajo y en los transportes, la reducción de sus derechos laborales, así como la falta de recursos suficientes cuando son despedidos/as o no son llamados/as a trabajar. Esta situación se agrava en casos de desplazamientos internacionales y en muchos asentamientos insalubres en los que miles de temporeros/as agrícolas son obligados a residir en diversos puntos de Europa.
Por lo tanto, ECVC pide a todos los responsables de la toma decisiones (a todos los niveles en toda Europa) que adopten todas las medidas posibles para proteger el acceso de los pequeños y medianos agricultores y campesinos al mercado en estos tiempos difíciles, y además, dotarles de todos los medios necesarios para seguir realizando su labor. Específicamente:
• Exigimos que se mantengan abiertas las cadenas de suministro corto (local) y los puntos de venta directos, así como los mercados locales y las tiendas agrícolas en toda Europa. También, exigimos que se proporcionen las medidas adecuadas para mantenerlos seguros.
• Pedimos a los poderes europeos, nacionales y locales que adopten medidas proactivas y adaptadas a esta situación. El objetivo es que los pequeños agricultores y campesinos puedan vender sus producciones a los diferentes canales, entre los que se incluyen, además de la gran distribución, los circuitos directos y cortos. De esta forma, no hay riesgo de quedarse con mucha producción sin vender en el campo por falta de infraestructuras o por otras medidas burocráticas.
• Apoyar económicamente a los campesinos afectados por la crisis, incluyendo los pagos avanzado de los subsidios de la PAC.
• Promover los mercados directos y los grupos de compra solidarios (CSA, cooperativas de consumidores, etc.) porque estos minimizarán el riesgo de contaminación. En primer lugar, se reducirá el transporte de los alimentos y las personas. Y en segundo lugar, se evitará que un gran número de personas se congregue en espacios cerrados como un supermercado.
• Garantizar la seguridad de los pequeños y medianos productores de alimentos y trabajadores de la alimentación. Se les protege de los riesgos que supone la COVID-19 para que puedan desarrollar su trabajo en el campo y en los mercados locales. Los gobiernos tienen que encontrar la forma de suministrar a los trabajadores todas las herramientas necesarias (como mascarillas, productos higiénicos, etc.) para trabajar en un contexto saludable.
• Asegurar que todos los trabajadores/as agrarios asalariados/as mantengan su puesto de trabajo, sus plenos derechos laborales e ingresos suficientes en cualquier circunstancia y sin ningún tipo de discriminación. Que las instituciones aseguren condiciones sanitarias adecuadas en los asentamientos y alojamientos de los trabajadores/as, así como alimentos y recursos suficientes cuando vean mermadas sus capacidades de desplazamiento o no tengan empleo ni prestaciones sociales. Las personas migrantes y refugiadas deben acceder a la obtención y renovación de sus autorizaciones de residencia sin ningún obstáculo.
También ECVC solicita a los decidores europeos y nacionales que se emplee el mismo esfuerzo que se está poniendo para detener la pandemia de la COVID-19, para cambiar su política agraria y alimentaria, en función de la crisis económica, social y ambiental que el sector está sufriendo. Para ello, se desarrollarán medidas que garanticen una producción local, sana y sostenible en manos de pequeños y medianos agricultores a un precio justo, y no en función de precios internacionales artificiales que no tienen en cuenta los costes de la producción y los aspectos sociales y ambientales de cada región. La UE debe dejar de utilizar la agricultura y el derecho a la alimentación como un elemento de negocio más para los Tratados de Comercio e Inversión.
La UE necesita comenzar a preparar instrumentos sólidos para estabilizar los mercados en algunos sectores donde se pueden generar desequilibrios, bien por restricciones en las exportaciones a países terceros, bien por una reducción en el consumo.
Hasta ahora, no está claro cuánto tiempo durarán las fuertes medidas puestas en marcha para hacer frente a la COVID-19. Es esencial actuar ahora para promover y proteger a los pequeños productores y campesinos, y también para facilitar la soberanía alimentaria en este momento de vital importancia.
En este enlace encontrará toda la información actualizada por nuestros miembros:
https://www.eurovia.org/es/covid-19-ultima-informacion-y-actualizaciones/
Contactos: Andoni García Arriola Comité de Coordinación de ECVC: +34 636 451 569 – ES, EUZ
Ramona Duminicioiu – Comité de Coordinación de ECVC: +40 746 337 022 – FR, ES, EN, RO
José Miguel Pacheco – Comité de Coordinación de ECVC: +351 918736441 – ES, PT
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Notas:
2. http://www.fao.org/3/aq676e/aq676e.pdf
3. https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Agriculture_statistics_-
_family_farming_in_the_EU#Structural_profile_of_farms_-_analysis_for_the_EU
4.http://www.fao.org/europe/resources/assessment-of-agriculture-and-rural-development-sectors-in-theeastern-
partnership-countries/en/
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